los mexicanos se pintan solos
Los Mexicanos Se Pintan Solos
Año de edición: 1990
Género:
Narrativa - Crónica - Libros individuales
Tipo de literatura: Literatura escrita
Lengua: * Obra originalmente escrita en español
críticas de varios aspectos sobre la ciudad de México:
historia, clima, espacios públicos, habitantes, clases sociales, barrios
estaciones de metro, oficios, clase política, etc. En varios de sus escritos,
gusta dar una perspectiva de las transformaciones que permita fundamentar su
imagen de una ciudad desordenada en lo físico y en lo institucional; una ciudad
rebasada por la actitud de sus dirigentes. En todos los casos, Blanco desea
mostrar efectos, a la manera de consecuencias que justifiquen una reflexión
contemporánea y pasada.
Blanco nació en 1951, tras unos años fuera de la ciudad,
realizó estudios en el Seminario Salesiano de Panzacola. El hecho de una
formación religiosa quizá explique en contrasentido lo que será una de las
tendencias en su narrativa, su acendrado anticlericalismo y su crítica voraz en
casi todas las formas de expresión de la religiosidad, particularmente
mexicana.
En 1970 escribe ensayos para la Revista de América en una
columna llamada “Tribuna de la juventud”, también ha sido colaborador en varios
diarios (El Nacional, El financiero, El Universal, la Jornada, La crónica de
hoy). En 1978 ingresó en el periódico Unomasuno, a pocos meses de haber sido
fundado y trabajó en el diario hasta 1986; de las crónicas realizadas entre 1978
al 1980 edita su primer libro (Función de media noche, 1981)
En Los mexicanos se pintan solos (1990b), la crisis de la que tanto ha escrito Blanco casi no existe, es un texto en ese sentido extraño en el marco de la producción del autor. El texto ofrece una “visón turística, folklórica casi, de la identidad nacional” (1990b: 70), que bien podría compararse con un mural de Diego Rivera y se diferencia de los anteriores de visión más crítica y directamente abocada a señalar las relaciones entre lo económico, lo socio-político y cultural. Estamos ante crónicas llenas de entusiasmo y describen a los mexicanos con alegría, divertidos, no se los pinta como “esos entes alienados, producto ideológico de la sociedad de consumo y de los medios masivos”; en cuanto la ciudad de México, no aparece más como “apocalipsis tercermundista”,
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